En septiembre pasado estuvimos en Morella. Llegamos de Zaragoza ya entrada la noche y , al bajar del coche, nos sorprendió un frío inesperado. Pero a la mañana siguiente, después de desayunar en un café de la calle principal, cerca del Ayuntamiento, gozamos de un sol deslumbrante que lucía en un cielo azul limpísimo. Luego, subimos hasta la cumbre de la montaña-castillo y pudimos disfrutar de un panorama impresionante. Es hermosa Morella, con su acueducto extramuros y el castillo más extraño que conozco, con buena parte de él excavada en la peña del monte. Te cuento esto, David, porque luego descendimos por una carretera sinuosa que atravesaba las estribaciones del Maestrazgo, ese mismo en el que sobreviven unas plantas tan heroicas como las que salen en tus fotos, que parecen no necesitar de sustrato para vivir, como si una férrea voluntad vegetal las alimentara. Es una gran cosa tener ojo de fotógrafo, para descubrir los matices que se le escapan al común de los trotamundos de baja intensidad... Después fue lo de Peñíscola en fiestas de Moros y Cristianos, que fue memorable. El Papa Luna estaba en su trono de bronce, pelín adusto pero paternal ante el despendole de su grey. Acababa de leer la novela de Blasco Ibáñez "El Papa del mar" y me hizo ilusión saludar al viejo. Pero no sigo que me pierdo. Salud, amigo(s).
Me alegra saber que disfrutaste del paseo por mi tierra, ayer bajé yo por esa sinuosa carretera de la que hablas. Casi cada fin de semana me encuentro frente a la estampa de Morella iluminada en la noche y no deja de admirarme (tengo una casita en un pueblito proximo). Salud Fede.
Magníficos paisajes en miniatura. En ocasiones los he encontrado, como tu, en forma de vida que se agarra a las mismísimas rocas, y ahora observo cosas parecidas resistiendo en medio de la nada, agarrándose a la arena en busca de esa poca humedad que deja la condensación y no la lluvia. Un abrazo,
En septiembre pasado estuvimos en Morella. Llegamos de Zaragoza ya entrada la noche y , al bajar del coche, nos sorprendió un frío inesperado. Pero a la mañana siguiente, después de desayunar en un café de la calle principal, cerca del Ayuntamiento, gozamos de un sol deslumbrante que lucía en un cielo azul limpísimo. Luego, subimos hasta la cumbre de la montaña-castillo y pudimos disfrutar de un panorama impresionante.
ResponderEliminarEs hermosa Morella, con su acueducto extramuros y el castillo más extraño que conozco, con buena parte de él excavada en la peña del monte.
Te cuento esto, David, porque luego descendimos por una carretera sinuosa que atravesaba las estribaciones del Maestrazgo, ese mismo en el que sobreviven unas plantas tan heroicas como las que salen en tus fotos, que parecen no necesitar de sustrato para vivir, como si una férrea voluntad vegetal las alimentara. Es una gran cosa tener ojo de fotógrafo, para descubrir los matices que se le escapan al común de los trotamundos de baja intensidad...
Después fue lo de Peñíscola en fiestas de Moros y Cristianos, que fue memorable. El Papa Luna estaba en su trono de bronce, pelín adusto pero paternal ante el despendole de su grey. Acababa de leer la novela de Blasco Ibáñez "El Papa del mar" y me hizo ilusión saludar al viejo.
Pero no sigo que me pierdo.
Salud, amigo(s).
Me alegra saber que disfrutaste del paseo por mi tierra, ayer bajé yo por esa sinuosa carretera de la que hablas. Casi cada fin de semana me encuentro frente a la estampa de Morella iluminada en la noche y no deja de admirarme (tengo una casita en un pueblito proximo). Salud Fede.
EliminarUna série preciosa David. Esas matas que se niegan a ser engullidas por la piedra son sensacionales.
ResponderEliminarUna abraçada
Gracias Josep, he intentado detenerme a mirar con un poco de detalle el mundo en lugar de pisarlo. Abrazos.
EliminarAquí es la prueba evidente de que la vida se agarra a cualquier cosa...Un saludo amigo.-
ResponderEliminarhttp://visual-anjespinosa.blogspot.com.es/
La lucha por la supervivencia y contra el desalojo. Un abrazo.
EliminarMagníficos paisajes en miniatura. En ocasiones los he encontrado, como tu, en forma de vida que se agarra a las mismísimas rocas, y ahora observo cosas parecidas resistiendo en medio de la nada, agarrándose a la arena en busca de esa poca humedad que deja la condensación y no la lluvia. Un abrazo,
ResponderEliminarEn ocasiones miramos tan lejos y apresurados que no observamos a nuestros pies. Es hora de enmendarlo, manos a la obra. Abrazos.
EliminarLa fuerza de la vida que arranca en cualquier lugar, por extraño que parezca.
ResponderEliminarUna bonita serie.
Un abrazo
Gracias Luis, me alegra verte de nuevo por estos lares. Un abrazo.
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