Buen encuadre David y buen trabajo, esa puerta que da paso a algo desconocido causa cierto desasosiego.Un abrazo
Es cierto, Alejandro. No apetecía asomarse así que seguí mi camino.
El forat de la pared ens fa pensar en tot el que ha marxat en el pas del temps.Bon dia.
Aixo es, Jordi. Una abraçada.
Puedo imaginar al patriarca de la familia sentado en esa silla y contando historias a su prole. Historias que seguramente nadie recuerda.Abrazo.
Eso es lo triste, An. El olvido.
L'oblit es el pitjor que pot passar tant a les persones com a les coses.La teva imatge es una meravella David.Una forta abraçada
Gracies Josep. L´oblit es terrible. Una abraçada.
Historias contadas a la luz de la lumbre en la cocina con la música de fondo del borbotear de los pucheros.Un abrazo,
Bonita rememoración, así tuvo que ser durante tantas noches...
Y lo que podràn decir esas paredes.. Me gusta mucho David :)
Gracias Helen. Ya no queda nadie que quiera poner el oído en esas paredes.
¡Lo que podría contar esa vieja silla de enea!Una rica tradición oral que ya se perdió lamentablemente. En las masías al ser lugares solitarios y de ámbito familiar se daban muchas noches al calor de la lumbre.Un abrazo.
Aun he llegado a conocer alguna de esas veladas de historias truculentas para asustar a los niños. Un abrazo, amigo.
Una bella fotografía que despierta la imaginación ¿ quién se sentaría en esa silla? ¿ qué historias contienen esas paredes?Besos David
Nunca lo sabremos por desgracia. Es el dureza del olvido. Un beso, amiga.
Buen encuadre David y buen trabajo, esa puerta que da paso a algo desconocido causa cierto desasosiego.
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto, Alejandro. No apetecía asomarse así que seguí mi camino.
EliminarEl forat de la pared ens fa pensar en tot el que ha marxat en el pas del temps.
ResponderEliminarBon dia.
Aixo es, Jordi. Una abraçada.
EliminarPuedo imaginar al patriarca de la familia sentado en esa silla y contando historias a su prole. Historias que seguramente nadie recuerda.
ResponderEliminarAbrazo.
Eso es lo triste, An. El olvido.
EliminarL'oblit es el pitjor que pot passar tant a les persones com a les coses.
ResponderEliminarLa teva imatge es una meravella David.
Una forta abraçada
Gracies Josep. L´oblit es terrible. Una abraçada.
EliminarHistorias contadas a la luz de la lumbre en la cocina con la música de fondo del borbotear de los pucheros.
ResponderEliminarUn abrazo,
Bonita rememoración, así tuvo que ser durante tantas noches...
EliminarY lo que podràn decir esas paredes.. Me gusta mucho David :)
ResponderEliminarGracias Helen. Ya no queda nadie que quiera poner el oído en esas paredes.
Eliminar¡Lo que podría contar esa vieja silla de enea!
ResponderEliminarUna rica tradición oral que ya se perdió lamentablemente. En las masías al ser lugares solitarios y de ámbito familiar se daban muchas noches al calor de la lumbre.
Un abrazo.
Aun he llegado a conocer alguna de esas veladas de historias truculentas para asustar a los niños. Un abrazo, amigo.
EliminarUna bella fotografía que despierta la imaginación ¿ quién se sentaría en esa silla? ¿ qué historias contienen esas paredes?
ResponderEliminarBesos David
Nunca lo sabremos por desgracia. Es el dureza del olvido. Un beso, amiga.
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