Si la toma fuese de una playa de Nules, diría que es un bunker lo que asoma de entre el roquedal. Pero como es de un palmeral de la isla de Komodo, en el mar de la Sonda, pues está claro (para mí) que lo que despunta por encima del montón de copra es la vegiga natatoria de un dragón de Komodo hembra, que está tomando el sol. Se deduce que está en celo y que por eso distiende el globo epitelial, señuelo para atraer a los aguerridos machos. Es una pena que el procesado que le diste a la foto, David, no deje ver el intenso color carmesi de aquel atributo. Pero es una buena fotografía. Sí.
De nuevo por aquí, tratando de recobrar mis ritmos habituales, me encuentro con esta curiosa visión la de ese nido gigante con su único huevo de una ave mítica, sin duda. Un abrazo,
Me parece una toma magnífica, David. Es como de ciencia ficción.
ResponderEliminarAbrazo.
Si, maravillas de la tecnica, ja, ja.
EliminarSi la toma fuese de una playa de Nules, diría que es un bunker lo que asoma de entre el roquedal. Pero como es de un palmeral de la isla de Komodo, en el mar de la Sonda, pues está claro (para mí) que lo que despunta por encima del montón de copra es la vegiga natatoria de un dragón de Komodo hembra, que está tomando el sol. Se deduce que está en celo y que por eso distiende el globo epitelial, señuelo para atraer a los aguerridos machos. Es una pena que el procesado que le diste a la foto, David, no deje ver el intenso color carmesi de aquel atributo. Pero es una buena fotografía. Sí.
ResponderEliminarSorpresas que se topa uno a casa paso en esas tierras olvidadas de Dios.
EliminarDe nuevo por aquí, tratando de recobrar mis ritmos habituales, me encuentro con esta curiosa visión la de ese nido gigante con su único huevo de una ave mítica, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo,
Siempre un placer tenerte de nuevo por aquí.
Eliminar