Llegó una fresca mañana,
a los cielos de la corte
cruzando por Malasaña
una pájara de mucho porte.
Y un gato que la ve,
que la mira de reojo,
se gira para otro lado
y sigue durmiendo a su antojo.
Cree esta graja albina,
que cuando ella despierta,
para ella el sol se ilumina
y el viento le abre la puerta.
Y piensa la tonta del bote,
que su pureza de sangre,
le entra por el bigote,
mientras se caga en el aire.
Ahora el gato ya no la ve,
pero salta con enojo
cuando siente el duro impacto
de la cagada en un ojo.
Y la bicha esta crecida,
y ya no hay quien pueda con ella,
a ver quien es el bonito,
que vacía esta botella. |
Genial David. Genial. Un abrazo
ResponderEliminarNo tanto, ja, ja, pero gracias Luis.
EliminarMe has dejado boquiabierto, poeta. Precioso poema y magistral entrada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
P.D. Que calladito lo tenías, o por lo menos yo no lo sabía. Espero que no sea el último. ¿vale?. Y gracias por tan bella entrada.
Ja, ja, mi producción es muy limitada, ya me gustaría ser poeta. No es el caso. De todos modos, no descarto rescatar algún relato breve que cuando lo publiqué no debió leerlo nadie. Gracias a ti por tu amabilidad.
EliminarRealment fantàstiques, tant les imatges com la faula.
ResponderEliminarUna abraçada David
Gracies per la teva generositat, Josep.
EliminarFantástica fábula, que has sabido ilustrar, con esas dos sensacionales imágenes.
ResponderEliminarExcelente edición.
Besos
Gracias amiga, siempre un placer reencontrarte por esta que es tu casa. Un beso.
EliminarEl movimiento detenido de la primera es fabuloso.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias en nombre de Josep. El es su autor. Un abrazo.
EliminarEres un artista de los buenos y de los grandes..Un abrazo :)
ResponderEliminarNo es para tanto, guapa. ;))
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