A falta de un dios (en minúscula, pues me valdrían los paganos, como el que atisbaba yo desde la carretera el verano pasado camino de Canakkale, retozando en la copa de una sabina de los bosques del Ida que miran al mar, la isla de Lesbos a la izquierda) que fuera vigilante de los hombres y que nos echara (¿de dónde, si ya perdimos más de una vez el Paraíso?) porque no hubiésemos cumplido las reglas; a falta de este portento..., ¿quién se va a ocupar de que cumplamos en Iberia con los preceptos que van a mitigar la ardua cuarentena, cuando debamos mantener distancias inusuales entre los promiscuos españoles o templar el ímpetu de los niños tiránicos? Se impone la necesidad de apelar a la conciencia de cada cuál, a falta de celadores omniscientes.
hermosa composición... y las margaritas son mis preferidas
ResponderEliminarGracias Jlo, cuidate.
EliminarQue bonita foto David.. Un abrazo :)
ResponderEliminarGracias Helen, cuidate.
EliminarCUARENTENA Y LOS CELADORES OMNISCIENTES
ResponderEliminarA falta de un dios (en minúscula, pues me valdrían los paganos, como el que atisbaba yo desde la carretera el verano pasado camino de Canakkale, retozando en la copa de una sabina de los bosques del Ida que miran al mar, la isla de Lesbos a la izquierda) que fuera vigilante de los hombres y que nos echara (¿de dónde, si ya perdimos más de una vez el Paraíso?) porque no hubiésemos cumplido las reglas; a falta de este portento..., ¿quién se va a ocupar de que cumplamos en Iberia con los preceptos que van a mitigar la ardua cuarentena, cuando debamos mantener distancias inusuales entre los promiscuos españoles o templar el ímpetu de los niños tiránicos?
Se impone la necesidad de apelar a la conciencia de cada cuál, a falta de celadores omniscientes.
Preciosa la foto.
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