Este es un ejemplar de pura sangre albino. Oriundo de la tundra finlandesa, corre el riesgo de cegar si osa pastar por debajo del paralelo 38. Algunos ejemplares de este equino remontaron el Guadalquivir en el sigo IX, durante la razzia de los vikingos que asolaron Sevilla. Se sabe que a Lebrija llegaron algunos ejemplares y que allí se quedaron al contraatacar el emir Abd ar-Rahman II. Cuentan las crónicas que aquellas bestias fueron cegando paulatinamente y que no se encontró otro destino para ellas que el de acémilas que movieran la rueda de las norias. Aún hoy se ven descendientes de pura sangre albino finlandés en algunas alquerías lebrijanas.
Fantástico color, esas tonalidades rosadas son increíbles.
ResponderEliminarUn abrazo David
Impresiona, ¿eh?. Un abrazo.
EliminarHola David, la foto es magnifica, esta increíble.
ResponderEliminarMil gracias, Trini.
EliminarCuriosa y hermosa captura. Atrapa en foto, imagino en directo. Abrazos.
ResponderEliminarAsí es, Ed. Un abrazo.
EliminarPrecioso ejemplar. Su carácter albino le hace más interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso y un poco inquietante a mi modo de ver. Abrazos.
EliminarEste es un ejemplar de pura sangre albino. Oriundo de la tundra finlandesa, corre el riesgo de cegar si osa pastar por debajo del paralelo 38. Algunos ejemplares de este equino remontaron el Guadalquivir en el sigo IX, durante la razzia de los vikingos que asolaron Sevilla. Se sabe que a Lebrija llegaron algunos ejemplares y que allí se quedaron al contraatacar el emir Abd ar-Rahman II. Cuentan las crónicas que aquellas bestias fueron cegando paulatinamente y que no se encontró otro destino para ellas que el de acémilas que movieran la rueda de las norias. Aún hoy se ven descendientes de pura sangre albino finlandés en algunas alquerías lebrijanas.
ResponderEliminarSerá o no verdad, como las leyendas, pero todas tus historias están cargadas de épica y poesía. Siempre un placer, Fred.
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